Si en el último post hablábamos de las opciones que tenemos
los adultos para elegir y escuchar, hoy quería contaros cómo siento yo que podemos
ayudar a nuestros hijos a liberarse si rompemos un montón de mitos del pasado.
Hace poco tiempo, mi hija Txell llegó del colegio sin ganas
de estudiar. Ella sola se fue a la pizarra y escribió: Estudiar es una mierda. Y mamá, tú a veces eres muy pesada!
Lejos de mosquearme (e impactada por la frase), decidí
respetar su enfado y al lado le puse: observo
que a veces no te gusta estudiar y me siento confundida y nerviosa. Mamá está aquí para escucharte y me gustaría
ayudarte. Te quiero, mi amor.
Entonces se puso a leer, me abrazó y me dijo: - Yo también
te quiero mucho, mamá. ¿Te apetece ser mi profesora y así estudio? -
Me sentí orgullosa de mí misma, y por supuesto de ella. Sin
imponer ni echarle la culpa, pude escuchar, observar lo que pasaba, hablarle de
cómo me sentía en aquel momento desde el “YO” y no exigirle ninguna solución.
¿Te atreves a quitarte el antifaz y obtener nuevos
aprendizajes?
¿Eliges escuchar poco a tu ego y sentir desde tu corazón?
Un gran abrazo de esperanza,
Meritxell Palou.
Muy bonito . Cuanto nos queda por aprender!!!
ResponderEliminarEso es lo bonito de la vida, aprender cada día! Besitos!
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