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miércoles, 29 de junio de 2016

TESTIMONIO DE UNA MADRE INCANSABLE

Desde hace 3 años que Cristina, esta mami de gemelas, se puso en contacto conmigo, no ha parado hasta que lo ha conseguido. Enhorabuenaaaa y aqui os dejo su increible historia y de la sus niñas.


"Mis chicas tienen 5 años y medio. Son gemelas MO-BI (monocoriales, biamnióticas), lo que quiere decir que compartieron una misma placenta pero estaban en dos bolsas diferentes. Ellas decidieron venir juntas a éste mundo, procedentes de un mismo óvulo, a pesar de que en nuestra familia no había antecedentes de gemelos (ahora ya sí, jeje). Siempre han tenido una relación muy especial. Muy conectadas, aunque muy independientes.

Cuando llegó el momento de empezar la guardería yo siempre lo tuve claro. ¡Juntas! Eran tan pequeñas… pero no lloraron un solo día. Felices, jugaban juntas o jugaban separadas, sin absolutamente ningún problema, se miraban de reojo de tanto en tanto para ver si la otra seguía ahí y eso les daba mucha seguridad. El segundo año de guardería nos propusieron separarlas. Puse el grito en el cielo y nos lo respetaron. ¡Eran tan pequeñas! Y estaban tan contentas de ir juntas a clase. ¿Por qué hacerlas sufrir?

El problema llegó cuando fuimos a apuntarlas a infantil. El día de puertas abiertas, la contestación que me llevé ante mi pregunta de cuál era la política de escolarización en caso de gemelos fue: ¡aquí separamos hasta a los primos! Y eso en un colegio que en teoría es “por proyectos” y muy “abierto a colaborar con los padres”.

Así que empecé a informarme, contacté con mis amigas de criando múltiples, con Meritxell que en aquellos momentos estaba en plena lucha, y recabé todo lo relacionado con escolarización de gemelos que llegó a mi alcance.

Me reuní con el director varias veces, le presenté todos los estudios, documentos, testimonios, todo lo que se me ocurrió para convencerle… pero era como topar con un muro. Son las normas internas. Son las normas internas. Son las normas internas. Lo repetía como un mantra… Yo estaba embarazada de mi cuarto hijo y muy cansada…

Así que después de contactar con inspección educativa y que me respondieran que la potestad de decidir era del centro, y como me prometieron que mantendrían una política “abierta”, de dejarlas ir a verse… de dejar las terracitas comunicadas (las clases eran contiguas) me dejé convencer. Al fin y al cabo, eran profesionales, ¿no?

El primer día cuando fui a buscar a las niñas, A. (con sus 3 años recién cumplidos) me dijo: I. se ha escondido pero no he conseguido encontrarla. La he buscado por todas partes. Todavía lloro cuando me acuerdo… La pobre niña no comprendía por qué su hermana no estaba con ella y la había estado buscando sin éxito.

A partir de ahí todo fue cuesta abajo. A. siempre jugando sola e I., que siempre había sido tan independiente, frente a la “pérdida” de su hermana, se pegó como una lapa a otra niña y asumió el papel de sumisa. Así todo P3.

P4 fue aún peor. Porque, sin tener en cuenta nuestra situación, pusieron las clases lo más separadas posible, cada una en un pasillo diferente, por lo que ya no compartían las terracitas. A. pasó el año como pudo… suerte que se llevaba genial con su maestra y conectaba muy bien con ella… y que, tras reuniones con ambas maestras éstas permitían que fueran a verse de tanto en tanto. I. seguía completamente sumisa a la otra niña.

Los boletines de notas reflejaban a niñas que no conocíamos de nada. Que no cantaban en clase de música (y en casa no paraban de cantar). Que no se sabían las canciones de clase de inglés (cuando en casa las cantaban de cabo a rabo). Que no hablaban (y en casa no paraban). Que no participaban. Que no contestaban si les preguntabas algo… y podría seguir…

En P5 ya fue la hecatombe. A A. le cambiaron la maestra, que era la única figura de apego que tenía en el colegio e hizo un enorme paso atrás. Volvió a hacerse pis encima de día y de noche. No quería ni pintar o cuando pintaba, siempre pintaba lo mismo: ella y su hermana corriendo la una hacia los brazos de la otra, pero sin llegar nunca a abrazarse. ¡Se me partía el alma de verla! No quería hacer nada. Jugando sola y absorta por los rincones… Triste, no quería ir al colegio.  

Reuniones y más reuniones con las maestras (que decidieron dejarlas ir juntas a psicomotricidad, a desayunar de tanto en tanto, algunas visitas, algunos “rincones compartidos”… todo parches y más parches), con las pedagogas, con las psicólogas… Todo para nada. “Que estaban estudiando el caso” nos repetían sin cesar. Nos daban consejos para conseguir más “independencia” en las niñas, cuando las niñas lo que necesitaban era que las dejaran estar juntas y tranquilas.

Y a mí que se me partía el corazón cada vez que dejaba a A. en la puerta de su clase llorando… o con esa mirada de tristeza y derrota… Yo les había prometido que lo conseguiría… y parecía que cada vez estaba más lejos de conseguirlo.

Se acercaba el momento de comenzar primaria… otro cambio de clase, de maestra, de patio, de ciclo… me dolía el corazón de pensar en cómo lo afrontarían las dos por separado.  Seguían las reuniones en las que no llegábamos a ningún sitio.

Hasta que un día me harté. Estábamos reunidos mi marido y yo con ambas maestras de las niñas y la psicopedagoga del centro. Las niñas estaban jugando en el patio. Volvíamos a hablar de lo mismo… yo me veía otra vez saliendo de allí tal como habíamos entrado; sin conseguir nada.

Así que tiré mi “filtro de barbaridades” a una esquina, me “solté la lengua” y empecé a soltar verdades como puños y di el puñetazo en la mesa (no literalmente… aunque ganas no me faltaron). Cuanto más me decía mi marido que me tranquilizara, más furiosa me ponía y saqué fuera de mí todo aquello que había estado callándome durante casi 3 años. Me fui de aquella reunión llorando a mares, soltando tacos y repitiendo a aquellas que aún seguían intentando convencerme que ¡no quería hablar más con ellas!

Cuando llegué a casa me había quitado una tonelada de peso de encima. Probablemente ahora pensarían que era una loca histérica, pero me daba igual. Por fin había defendido a mis niñas como se merecían…

Al cabo de pocos días mi marido me dijo que la directora del centro nos había citado para una reunión (hacía meses que intentábamos conseguir una cita, ¿qué curioso, verdad?). Le dije que podía ir él… yo ya estaba tan harta… Lo último que me esperaba era que el motivo de la reunión fuera para comunicarnos que irían juntas en primero y en segundo!!!

Aún me emociono cuando lo pienso. Y cuando se lo conté a las niñas. ¡Se pusieron tan contentas! La foto de arriba es por la tarde, celebrándolo con un pastel de manzana. Esa foto lo dice todo.
Esa foto hace que todo el sufrimiento, todas las reuniones, todo el esfuerzo… haya merecido la pena. Al final… a las malas, pero en el colegio decidieron escucharnos.

Así que quiero deciros a todos y a todas desde éste maravilloso blog que no dejéis de luchar, nunca os conforméis y que si la diplomacia no funciona, no dudéis en sacar las garras… la felicidad de nuestros hijos lo vale todo"

Gracias Cristina, estoy segura que este ejemplo servirá a muchos papás y mamás para que no tiren la toalla.

Un abrazo a todos,

Meritxell Palou

miércoles, 24 de septiembre de 2014

TESINA DE FUTURA PROFESORA SOBRE LA ESCOLARIZACIÓN DE MÚLTIPLES. UNIVERSIDAD INTERNACIONAL DE LA RIOJA.


Tesina universidad la rioja para slideshare from meripalou

En su dia, Julia Laborra, futura maestra, contactó conmigo para expresarme su necesidad de realizar su tesina de graduación para Maestra en Educación Primaria cursada en La Universidad Internacional de la Rioja. Y me comentó si le podía ayudar, ya que quería que se basara en La separación de múltiples en la escuela; una decisión flexible y consensuada.

Me realizó una serie de preguntas y también gracias a Marisol Garcia, de la web Criando Múltiples, la cual hace una gran labor traduciendo documentos sobre ello, ha conseguido introducir estudios, cuestionarios para los maestros a final de curso, donde pueden valorar la relación de los múltiples juntos en el aula, etcétera... 

Y como guinda al pastel tuvo que presentar el trabajo de fin de grado ante el tribunal universitario con la ilusión de que lo evaluaron con un "Notable".

Gracias Julia, por nuestras conversaciones y porque tu tesina ya está y ha ayudado a muchas familias.

Animo a todas las familias que la impriman y la lleven a la dirección o profesores de la escuela de sus hijos, nunca está de más aprender y más si es por parte de los profesionales de la educación, que tantas horas pasan con nuestros hijos.

Un gran abrazo de esperanza,

Meritxell Palou


miércoles, 26 de febrero de 2014

CARTA DE UNA MAESTRA

Hoy me hace mucha ilusión, compartir esta carta que nos ha escrito Rosa María, profesora de infantil, en la cual plasma como ha cambiado su visión de tener múltiples juntos o separados en el aula.

Los maestros, a veces, desean hacer cambios, pero se ven presionados por la dirección de la escuela, por su responsabilidad de tener a nuestros hijos y no ser perfectos, también cometen errores, aunque como siempre digo; Lo más bonito, es darse cuenta y aprender de ello, tal y como aquí nos plasma Rosa María;

Estudíé en los años 90 en guardería y desde hace poco decidí hacer magisterio, ya que me gusta mucho mi trabajo y nunca está de más saber más de lo que sabes, ya que nunca lo sabes todo.

Cuando estudiaba, lo poco que tocas los múltiples, lo haces cuando estudias la parte de la creación del propio yo, donde dice que al principio el niño se piensa que es un reflejo de su hermano, es su espejo, no tiene conciencia de sí mismo, como tampoco lo tiene un bebé y se piensa que él es parte de la madre.
Que deben estar separados para favorecer su yo, su identidad, que al estar juntos uno de ellos anula al otro, que uno necesita al otro por todo... y que por eso, lo mejor es la separación.

Creo que hasta aquí podía estar de acuerdo, esto puede ocurrir, pero no siempre tiene que ser así, ya que los múltiples, como todos los niños y niñas no siguen un mismo patrón.

Yo he estado a favor de separarlos, trabajo en una guardería y la primera vez que tuvimos gemelas, hablamos que sería lo mejor y yo dije que separados, ya que tenemos dos líneas y todo el mundo pensaba lo mismo y fueron separadas.

A los quince días las tutoras tuvieron que hablar con sus padres y juntarlas en la misma clase, porque nos dimos cuenta que lo pasaban mal, en el patio se pegaban a la ventana de la clase y miraban a su hermana... estaban tristes, tuvieron desequilibrio emocional.
Una vez juntas, las niñas estuvieron emocionalmente equilibradas, había momentos que jugaban juntas y otras veces separadas, cuando una estaba enferma en casa, la otra jugaba con los demás niños, sin problemas.

Desde que ocurrió esta situación en la guardería, damos la opción a los padres de tenerlos juntos, a no ser que realmente un hermano ahogue al otro y necesiten la separación por su propio bien.

Posteriormente fuí madre de mellizos, dos hermanos idénticos y después de esa experiencia, mis hijos van juntos a clase, cada uno marca su propio ritmo y no se necesitan el uno al otro, son muy individuales.

Mi experiencia ha cambiado a la hora de tener gemelos en la escuela, tanto juntos como separados, tanto al verlo yo como madre de múltiples, como al ser tutora de una clase o verlo en la clase de una compañera.

Pienso que los profesores y los directores tenemos que abrir la mente y tener la opción de que si lo piden las familias, puedan estos niños estar juntos en el aula.

Porqué lo que queremos es lo mejor para los niños? Debemos favorecer y cuidar el estado emocional de ellos? O nos hemos olvidado que es tan importante el equilibrio emocional, como que nuestros niños vayan adquiriendo nuevos conceptos?.

Existen estudios que hablan de la angustia y la ansiedad que sufren con la separación de su hermano, entonces, yo pregunto, porqué debe ser malo para todos ellos, tenerlos juntos en clase?

Creo que si no hay ninguna circunstancia que favorezca la separación, no ha de ser malo compartir clase con un hermano. Porqué cuesta tanto al cuerpo docente intentarlo? Si no funciona, siempre se pueden separar, porqué no nos olvidemos tenemos que buscar lo mejor para ellos, recordemos que somos ante todo educadores y debemos tener en cuenta la globalidad del niño en sí.

Si proponemos y obligamos por el bien de los múltiples, el estar separados de clase, para fomentar su autonomía, identidad, etcétera... digamos a los padres NO deben ir vestidos iguales porque no les ayuda a crear esa identidad, y entonces porque sí les obligamos a llevar el mismo chándal en la escuela, bata, uniforme? Verdaderamente de las escuelas estamos haciendo lo que más necesitan estos niños?

Animo a todos los compañeros de profesión a reflexionar sobre la ropa, la agrupación de estos niños y de otros temas de ámbito escolar que tienen que ver con los múltiples, puede ser, que  desde el campo docente tengamos que recapacitar y pensar que nos podemos estar equivocando y no haciéndolo tan bien.

Un gran abrazo,

Rosa María.

ME GUSTARÍA QUE DIERAS TU OPINIÓN, COMPARTIERAS ESTA CARTA Y QUE TÚ COMO PROFESOR Y DIRECTOR DE ESCUELA TE PUSIERAS SOLO POR UNA VEZ, EN LA PIEL DE ESTOS NIÑOS, DE SUS PADRES, PORQUE NADA ES CORRECTO, NI INCORRECTO, MALO NI BUENO, PERO SÍ QUE TENEMOS CORAZÓN Y ESO ES LO QUE DEBERÍA PREVALECER POR ENCIMA DE TODO.